Prólogo Estamos haciendo un libro, Testimonio de lo que no decimos. Reunimos nuestro tiempo, nuestros dolores, Nuestros ojos, las manos que tuvimos, Los corazones que ensayamos; Nos traemos al libro, Y quedamos, no obstante, Más grandes y más miserables que el libro. El lamento no es el dolor. El canto no es el pájaro. El libro no soy yo, ni es mi hijo, Ni es la sombra de mi hijo. El libro es sólo el tiempo, Un tiempo mío entre todos mis tiempos, Un grano en la mazorca, Un pedazo de hidra. |